¿Y Cómo se Repara al Medio Ambiente?


Publisher: Pacifista

Author(s): Juan David Ortiz Franco

Date: 2015

Topics: Land, Weapons, Waste, and Pollution

Countries: Colombia

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La mancha de petróleo llegó al Pacífico. Las barreras que pusieron los expertos de las compañías petroleras para evitarlo no fueron suficientes. El jueves Juan Carlos Echeverri, presidente de Ecopetrol, reconoció que un pequeño hilo de crudo se filtró por uno de los brazos del río Mira y desembocó en el mar.

 

Las implicaciones sociales del más reciente ataque de las Farc contra el oleoducto Transandino son bien conocidas. Cerca de 150 mil personas de Tumaco y las poblaciones cercanas en el departamento de Nariño permanecen sin agua porque el petróleo también llegó hasta la bocatoma del acueducto que surte de agua a la región. A eso se suma que, en una acción previa, la guerrilla ya había dejado sin energía a las mismas poblaciones. A oscuras, el Pacífico nariñense enfrenta ahora la falta de agua que, según reconoció el propio gobierno, podría extenderse hasta agosto.

 

Pero este nuevo capítulo de las acciones de saboteo contra la infraestructura petrolera que iniciaron las Farc luego de levantar su cese unilateral al fuego hace poco más de un mes, tiene otra víctima silenciosa: el medio ambiente. La afectación por el derrame de petróleo en Tumaco fue calificada como la más grave emergencia ambiental de la historia reciente de Colombia.

 

Mauricio Hernández es hace dos años el coordinador de Greenpeace en Medellín y desde hace cinco es voluntario de esa organización. A su juicio, ese tipo de acciones denotan la incoherencia del discurso de las Farc en relación con el ambiente y la explotación de los recursos naturales. Mientras desde Cuba los negociadores guerrilleros cuestionan las prácticas de las grandes multinacionales petroleras, en Colombia sus hombres derraman miles de barriles de crudo en las fuentes hídricas de las comunidades más pobres del país.

 

“Esto me genera dos sensaciones. Por una parte, uno piensa en la injusticia social porque es finalmente la población civil la que se ve afectada. Por otra parte, desde el escenario ecológico, la afectación de toda la biodiversidad que tiene nuestro país en esa zona. Colombia está dentro de los tres países con mayor diversidad en el mundo y esto lo que hace es afectar esa condición y generar desequilibrios”, dice Hernández.

 

Con la voladura del oleoducto en Nariño fueron en total 410 mil los galones de petróleo derramados. En Putumayo, a principios de este mes, fueron 200 mil. En ese caso un grupo de guerrilleros detuvo la marcha de 19 camiones que transportaban el crudo y obligaron a sus conductores abrir las válvulas. En ambos episodios, dice Hernández, la afectación es seria e irreversible. “Los daños son irreparables sobre todo porque se trata de zonas en las que contamos con una gran diversidad. Se sufre una total contaminación de los suelos, las aguas y los ecosistemas”. Pero el problema no se reduce a los efectos inmediatos. Los expertos señalan que las consecuencias de esos derramamientos son a largo plazo porque implican mortandades y deterioros ambientales que son evidentes, pero al mismo tiempo cambios profundos en la dinámica propia de las zonas afectadas.